En la planta baja, con un carácter más social, las ventanas potencian la apertura hacia el exterior, convirtiendo la estancia en un espacio fluido y luminoso que invita a la interacción y al disfrute del paisaje. Por el contrario, la planta superior, que alberga las habitaciones, mantiene la misma transparencia, pero añade un sentido de refugio al crear una conexión íntima con el exterior sin renunciar a la privacidad.

Las perforaciones en las piezas del edificio no solo generan una rica interacción entre lleno y vacío, sino que también determinan los huecos donde las ventanas enmarcan el paisaje, integrando luz natural y vistas como elementos esenciales del diseño. Estas grandes aperturas no solo iluminan los interiores, sino que redefinen la relación entre los habitantes y su entorno, proporcionando una experiencia habitable que combina amplitud, luz y confort.

En esta casa, las ventanas no son simplemente elementos funcionales, sino piezas clave que conectan las dos plantas del edificio con su entorno, ofreciendo una manera única de habitar el espacio y disfrutar del paisaje en cualquier momento del día.

Proyecto: Casa Luis Muñoz Manzaneque

Localización: Torrelodones, Madrid

Arquitectura y diseño: By MoRE

Fotógrafo: Imagen Subliminal

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Proyecto: Casa Luis Muñoz Manzaneque

Localización: Torrelodones, Madrid

Arquitectura y diseño: By MoRE

Fotógrafo: Imagen Subliminal

Esta vivienda, concebida como dos piezas encajadas una sobre otra, utiliza sus ventanas como protagonistas para conectar el interior con el entorno. Las grandes superficies acristaladas ocupan planos completos, desde un forjado hasta el siguiente, maximizando las vistas y transformando cada espacio en un mirador privilegiado.

En la planta baja, con un carácter más social, las ventanas potencian la apertura hacia el exterior, convirtiendo la estancia en un espacio fluido y luminoso que invita a la interacción y al disfrute del paisaje. Por el contrario, la planta superior, que alberga las habitaciones, mantiene la misma transparencia, pero añade un sentido de refugio al crear una conexión íntima con el exterior sin renunciar a la privacidad.

Esta vivienda, concebida como dos piezas encajadas una sobre otra, utiliza sus ventanas como protagonistas para conectar el interior con el entorno. Las grandes superficies acristaladas ocupan planos completos, desde un forjado hasta el siguiente, maximizando las vistas y transformando cada espacio en un mirador privilegiado.

Las perforaciones en las piezas del edificio no solo generan una rica interacción entre lleno y vacío, sino que también determinan los huecos donde las ventanas enmarcan el paisaje, integrando luz natural y vistas como elementos esenciales del diseño. Estas grandes aperturas no solo iluminan los interiores, sino que redefinen la relación entre los habitantes y su entorno, proporcionando una experiencia habitable que combina amplitud, luz y confort.

En esta casa, las ventanas no son simplemente elementos funcionales, sino piezas clave que conectan las dos plantas del edificio con su entorno, ofreciendo una manera única de habitar el espacio y disfrutar del paisaje en cualquier momento del día.

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